Inhóspita la aurora
que el viento vierte,
en el lago...
deshojado de su ira,
en el éter...
desgarrado
y sin memoria,
por el cáliz...
desbocado
de la nada,
y entre labios...
se carcome
y se alimenta,
entre pálidas
deshoras
deslucidas...
entre lánguidos
y homéricos
clamores,
por el aire...
deslazado
de su risa.