LOS CUATRO ELEMENTOS
Cuatro arquitectos
cargan nuestro ataúd:
el agua
sin contexto, sin contenido bajo el tiempo.
Consumada en la tirada de dados
Con miedo al hielo que crea sustancias inconclusas.
Hombre líquido: convergencia entre tierra y espacio:
Muerto Gaseoso
Barrera sin entrada ni salida…
Piso de los barcos
Oxida paralelos y meridianos para que la Tierra se expanda al infinito
Antes del diluvio, después del diluvio: materia sin abismo
Esperanza de las montañas, los ríos, la mar, el llanto
Por la lluvia el cielo se entierra en el miedo y engendra hombres verdaderos.
Su sed y su mausoleo con un nicho para cada cadáver…
El agua sacia la tierra
Fuego
Aterrado sin motivo…
Posible infierno sin hombres,
vivos cargando muertos que no existen
entre llamas donde se quema la paz.
El fuego es un principio de la Nada.
A la abundancia destruye
marcando el ritmo con crímenes.
¡Fuego, Fuego¡
La traición del aire mantiene la Hoguera encendida.
El sol es fuego de niños…
Luz del tiempo.
Inocentes
perdemos la conciencia.
(Soy un bárbaro que ha forjado su espada con aliento)
Y nos mata y nos consume y nos arroja al espacio para que juguemos……
Desecho cósmico
Aire
Remolinos en mi sangre sin espacio
sacian la sed del cielo en el ocaso.
Un mundo mejor quién sabe dónde:
en cualquier lugar que no sea esta sobra de existencia esparcida…
Defeco el presente
Planetas para que otros pisoteen
monumentos escarnecidos de duelos…
soy más dolor que hombre
Tierra
Fantasmas sin amor por las batallas prefieren el suicidio colectivo
Pero a veces una hembra pare rascacielos
perdonando la vida que no perdona…
Caminante sólo hay polvo en tus sandalias
de antiguos caminantes…
escupe para crear tu descendencia
alimento de la muerte.
Entonces, aterrados de la imagen del ser
Desnudos en dudas y misterios
La apocalíptica morada transforma masa en hito inerte de trotes cáusticos
y melodías asesinas
Nuestros actos les dan cabida para cimentar el horizonte…
y los pensamientos los congregan en una canasta anacrónica de duelos de ángeles.
(La razón se estrella en las debilidades humanas; es el orgullo de nuestro devenir)
Ni hombre Ni mujer;
Ni necesario Ni destino
El fuego en la tierra,
condensa el aire en la derramada agua
que apaga el incendio en la negación petrificada