Quiero recordar el baile sobre la tierra desnuda,
enmédio de un circulo de sillas y cajones de madera,
unas amargas aceitunas y un vino sin etiqueta,
una voz que siempre me sonó quebrada acompañada
por una vieja guitarra!Como revivía aquel patio antesala
de la pobreza!
Cuando la tarde devolvía restos de naufragios se
encendían las luces de la vida con un griterío en
la escalera, y se oía alguna media bronca o broma
llevadera, y así y todo, sobrevivía anárquico el
el amor, se tomaba el anís dulce o seco de Cazálla
para que ese calor durara hasta la madrugada
como un elixir de la más íntima complicidad se
negaba a morir la Triána más auténtica obrera
y artesanal.