Hoy miro tu rostro con una sonrisa que resplandece con el atardecer de tus miradas.
Vengo a mi ventana mirando el cielo y abriendo las puertas de mi corazón, convertidas en la razón y el destino de mi oración.
Miradas que traspasan el cielo abriendo mis sentimientos, en los momentos más impresionantes, donde todos somos como el viento: frágiles y sensibles.
La luz de tus ojos pueden alumbrar hasta lo más profundo de los corazones, dándonos un nuevo día, ¡quién diría que no te vería un nuevo día!
Todavía no es tarde para soñar, porque existe otro día para interpretar la melodía que nos invita a dibujar al carpintero de nuestros días.
Una melodía con ritmos de éxito y esfuerzos, mezclando la sinfonía que dicta los acordes para la letra de mi melodía, esperándote un nuevo día en mi poesía.
Iris Ivette Campos
12-10-2017