Éramos unos jovenzuelos
Cuando se empezó a tejer,
La trama de nuestras vidas.
Que inició nuestro querer.
Nuestros ojos se cruzaron,
Y al mismo tiempo el corazón.
Al instante palpitaron
Desbordando de ilusión
Nuestro amor era incipiente
Lleno de jovial calor.
Con lealtad suficiente,
Y también con gran valor.
Hubiera dado lo que fuera
Porque ayer, sea el presente
Bueno fuera que volviera
Mi tiempo de adolescente.
A mi corazón enamorado,
No le importó el dolor.
Sólo quería ser cazado
Y rendirse al cazador.
Anhelo tanto y no debo,
Verte aún en mis sueños.
Y reflejarme de nuevo,
En tus ojos trigueños.
Hoy recordando los ayeres
Que a mi juventud marcó.
Evoco aquellos atardeceres,
Y la música que nos unió.