En un boscaje de pantanos, ciénagas que nadie cruza
a la espera de algún perdido aventurero
se encuentra una hermosa flor
muriendo de angustia y de desamor.
No es su culpa estar inmersa en el olvido
ser acariciada por cualquiera, es su destino
para ser tocada, usada, y como cualquier flor…
sin aroma y sin color… ¡termina siendo desechada!
El paso del tiempo ha esparcido tus secretos
no hay hombre ni pueblo, que no hable de ti,
y una nocturnal mariposilla que te dice:
nunca te perdiste, tú, ya naciste perdida.
A no dudar, algún encanto te acompaña
pero coger una flor crecida en la deshonra…
no es logro placentero ni decente,
abandonada y sola, sin amor y sin amante.
Tus carnes morenas, tus ojos y tu negro pelo, vacía de todo;
llevan transparente velo y no de novia,
pues cubren sobre todo, además de la procacidad
Tu maldad y tu veneno.
El légamo no limpia, enfanga más
flor difusa entre rosa y amapola, sin ser una ni otra, ni nada…
pero tienes alguien que no te dejará
no, no es una mariposa: es una polilla.
A lo lejos observo, uno a uno tus pétalos caer
yaces escondida en la maleza y el pantano,
sin olor y con los pétalos marchitos
no eres más que… la flor abandonada.
Delalma
Miércoles, 19 de mayo de 2010