Permítame Hombre Honorable
acotar distancias mediante mis letras
pues es la mejor tecnología que tengo.
Quien lea mis líneas
hará de su recuerdo algo palpable
como si construyéramos una barca
para navegar entre las dimensiones.
Permítame también decirle
que en mi adn habita usted
en el de mi hijo y en el de
diversas generaciones.
Permítame Hombre afable
decirle abuelo,
Padre de mi Padre
Y Padre de diez hijos.
Permíteme Abuelo
cambiar el usted por el tu
en este homenaje
que tiene coordenadas en la fe.
Permíteme abuelo
tomarte de la mano
para hacer un viaje
por los predios de tu historia.
En este preciso momento
veo en tus ojos fuego;
fuego de los Dioses Griegos como el de Apolo
tu mirada es reflejo del ímpetu
un rayo inminente
que calcinó; desaveniencias y espinas.
Veo a la distancia una Carbonería
donde el carbón se transmuta en oro
en un pentagrama de esfuerzo y trabajo persistente
propio de Hombres con gran espíritu.
Un viento nos acaricia
y nos muestra tus distintas facetas;
inmerso en las entrañas de la tierra
comerciante y constructor
visionario de toda una vida.
Tu ejemplo es un río que arrastra
el cual se extiende desde la tierra de Ramón López Velarde
fuiste fuerza impostergable
alma entrañable que rompió todas las cadenas.
Nos subimos a un carretón de nostalgía
donde parece que la melodía de \"a mi manera\" se escucha
cuando de sus llantas; emerge la revolución.
¿Quién dijo que haz muerto?
Tu figura y legado habita en más de un corazón
Permíteme abuelo recalcar que no te puedo decir adiós
pues en cada paso que doy hay algo de ti
le haz ahorrado a muchos la consulta de la palabra trascendencia en los diccionarios.