Rosa...
que os deshacéis en su silencio,
en la llama... pudorosa de su rezo,
entre horas deshojadas de belleza,
por la gracia deslazada de su trazo,
y te anudas...
y te desnudas de agua y reja,
entre lánguidos
y homéricos trabajos,
entre lagos...
demudados de pureza,
por la gloria...
inconfesable de su abrazo.