En el salón de mi casa
tengo una enorme pecera
que maravilla a cualquiera
con una roca muy crasa.
Nadan los peces en masa
con movimientos fluctuantes
buscan comidas constantes
Marchan todos divertidos
y se refugian reunidos
bajo las rocas flamantes.
Blas, un gran pez amarillo
nada en el agua deprisa
buscando a su hembra Lisa
escondida en un rodillo.
El pobre pez tan loquillo
quería mostrar su amor,
no tiene ningún pavor
para luchar, encontrarla
y más tarde deleitarla
con su cariño y candor.
Cinco peces colorados
nadan buscando comida:
los copos de alga cocida
suben y bajan tan liados.
Los niños ven asombrados
tantos peces fabulosos
con los corales vistosos
que se mueven tan joviales
y son amigos cordiales
de peces maravillosos.