Pronunciaste tres palabras
la misma cantidad que la de tus años
lo hiciste muy a tu modo:
\"Te estañé Papá\".
Edificaste en mí un sentimiento supremo
ese que no se consigue ni con todo el dinero del mundo
fuiste energía para que el rotor de mi motor interno;
siguiera revolucionando.
Tus palabras fueron una fuerza poderosa
más grande que la que construyen los físicos en sus armas atómicas
tan inmensa como el mismo infinito.
Subiste rápido por esas escaleras
para ir a mi encuentro
nos fundimos en un abrazo
de esos que suelen engendrar poemas.
Tus palabras tuvieron peso
pues descongelaron mi espiritualidad
no ocupaste de ciencias ni métodos
fue tu abrazo tan sincero
fue tu abrazo natural.
¡Yo también te extrañé hijo!.