Ayer cuando toqué yo a tu ventana
Y volviste tu rostro tan hermoso,
Me deslumbró la luz que había en tus ojos,
Raudo me enamoré de esa alborada
Que pronto descubrí entre tu almohada:
Angelical sonrisa, que de hinojos
Me dejó, al contemplar tus labios rojos:
Infinita belleza delicada;
Eres resplandeciente, gran diamante
De un valor exquisito, espiritual;
Bella presencia altiva y excitante
Tibia llama vibrante y muy sensual;
Eres querida amiga, oculta amante
Fuente de gran amor casi ideal…