Doblezero

AQUELLA VEDETTE

    Aquella vedette

La presencia de una rosa escondían tus pasos y tus ojos,

pasando como una flecha lenta entre la brisa,

manejaban la pasión nocturna con que las gatas sensuales conquistan los tejados

mientras un sexo insufrible brilla en sus pupilas.


Cerrabas la función en el eco de tres palmas desganadas

y recogías la llave de tu joyero oxidado

donde guardabas, junto a la jeringuilla,

los laureles de esa joven estrella que encerraste soñadora en tu cartel de la Gran Vía.


Querías ser vedette, de las que no tocan el cigarro

pero lanzan corazones de humo que nadie puede recoger,

de las que coleccionan suspiros entre barras cristalinas

deambulando en camerinos de maquillaje y tabaco.

Querías ser vedette y te quedaste en heroína.


Pero una noche te marchaste por la esquina,

como un baúl destartalado en el vagón humeante de un tren de mercancías,

con un collar sin escote, un perfume sin aroma, un anillo sin compasión,

un rostro sin caricias, una historia sin cartas, un retrato sin memoria

y tus besos en el pozo y los sueños en sus tumbas.


Alguien reconoció en la acera tu cuerpo disecado,

cuentan que aún desprendía el olor a primavera de las fantasías de una niña adolescente.

Autor: Doblezero