No he visto ninguna señal de progreso ni de esperanza después de dos reuniones en podemos durmiente. Será que no ha sido el día bien señalado y me he equivocado. Fui para gritar contra los mercados, contra el fascismo en la democracia, por la soberanía alimentaria, y escuché gritar por el voto, para después gritar por el hambriento, por el oprimido, por la democracia, por el medio ambiente. Entonces me quedé parado con los brazos cruzados, creyendo que primero era el hambriento que el voto, y sin que nada de lo que dijera sirviera de nada. Y me volví a casa a pensar si mi destino era no ser nada, o luchar, pero lo que hice fue gritar desesperado por la calle para no volverme un desierto indiferente, ni demasiado inteligente habituándome a pensar. Un amigo me vio tan vencido y me invito a cenar, quitándome una pena grande, la de que cenar.Fue agradable su compañía, viejo militante de izquierda republicana, aunque en la cena se comportó como humanista. Confesó que en la vida había aprendido, que la gente nunca escucha a nadie, está ciega en sus pensamientos. Y que en estos tiempos cada uno intenta salvarse por si mismo, por muy triste que fuera para él esta forma de pensar, estaba así determinado, siendo el destino de cada cual dependiente de sus medios, de este modo por mucho que hiciera una persona pobre, no podría salvarse por si misma, nunca.
Yo me quedé como al principio, con los brazos cruzados, pero con el estómago lleno.
Intente ordenar mis pensamientos, mis experiencias de ese día, buscar una prueba que no fuera como yo creía que era el mundo, para salvarme en el mundo de los otros. Pero el mundo de los otros, no estaba destinado para mi, debía luchar por mi mundo. no podía renunciar a mi destino. De este modo, todo lo que había escuchado en las reuniones de podemos sonaba como una canción que empecé a escribir:
Progresista cuéntame.
Progresista cuéntame otra vez,
como va a ganar más votos
para que les diga a los de abajo
que ya no son bastantes para ganar las elecciones.
Progresista cuéntame otra vez,
tu agenda callejera para recuperar la militancia,
si hablas de la izquierda sin contar con comunista y anarquistas.
Progresistas hablas de democracia rodeado de banderas
y gente levantando la mano abierta,
exaltando la violencia y el fascismo.
Progresista cuéntame otra vez,
que comprendes que hay gente que tiene miedo
de hablar en democracia,
de manifestarse en las calles,
o de decir que es podemos
¿ qué le vamos a hacer si vivimos en una democracia?
Entre tanto campan a sus anchas,
los verdugos como héroes defendiendo la unidad y la patria.
Y los progresistas hablan de sus victorias en el pleno.
a por ellos en el pleno oe
a por ellos en el pleno oe
A cantarle las cuarenta.
Si no supiera lo que sé, sería de podemos,
defendiendo la soberanía alimentaria en el huerto.
En unas calles que se habla de paro y hambre,
de corruptos tras las banderas y la patria.
Progresista cuéntame otra vez,
que vas a salvar la democracia,
a la que han quitado la bandera y la cara.
Progresista cuéntame otra vez….
Angelillo de Uixó.