carlos obeso

Tu vestido de flores

Esa mañana llevabas puesto

tu vestido de flores.

Ese que tejiste en primavera

con hilo de araña,

tan efímero y ligero

que dejaba entrever el cielo

a través de sus puntadas.

 

Trazaba la curva perfecta

de tus pechos, de tus nalgas

de tus muslos, de tus caderas.

La curva perfecta de la burbuja

en la que estabas inmersa,

flotando ingrávida,

tan efímera y ligera.