Cada amanecer frente al Río
sin barandas
ni arboledas
en las piedras del silencio
posan ahogadas nostalgias
Agónicos cantares
desesperados
al decir su nombre
quiebran la voz
Cada grano de arena
desanda empedradas callecitas
Como evocación de reminiscencias
ruedan la pendiente de los recuerdos
Otras aguas de azules lejanías
abren su templo
en el ojo que nos mira
ahogan olvidos