Todos los poetas necesitamos una musa
que nos inspire para escribir poemas.
Igual que los antiguos griegos tuvieron de musa a Calíope,
afirmo que mi musa es la luna.
Por la noche cuando estoy cansada y poco inspirada
miro la luna y la suplico que ilumine mi cerebro
con sus hermosos rayos y que me dé energías
para fabricar mis poemas que son hijos de mi cerebro.
La Diosa Luna nos mira y acompaña desde el cielo
y está esperando que nosotros acudamos a ella
para contarla nuestros problemas y solicitarla amparo,
yo cuando la inspiración me falla,
miro la luna a través de mi ventana
y la pido que ampare mi alma
porque mi poesía es la voz de mi alma
y a través de ella plasmo mis sentimientos de todo tipo:
amorosos, de soledad, tristeza y otros muchos.
Y ahora, Diosa Luna te agradezco tu mediación
para escribir este poema que te lo dedico a ti.