A veces yo he sido tilo
y otras también tronco de roble
y he sabido de ramas y de hojas,
enraizado en tierra o piedra.
Y así, siendo yo árbol,
he sentido brisas que acarician,
el sol y en él su sombra
y el agua de lluvias que bebía
ávido en mi sed.
Extendí las raíces en honduras
para tomar vida de los suelos
y la savia recorrió mi cuerpo
de lo oscuro a los límites del aire.
He sentido el caminar de hormigas
y el miedo de ser árbol indefenso
e impotente he implorado por ayuda.
He vivido la belleza de ser copa,
de sus verdes frondosos y cambiantes
a sus sepias quebradizos y otoñales
y he temido al frío del desnudo,
siendo tilo o siendo roble, en el invierno.
Y vivida mi insólita experiencia
me he salido de ese roble y de ese tilo
para contemplarlos admirado desde cerca
sabiendo que nunca dejaría ya de serlo,
porque no podría abandonar el fuerte impulso
de amarlos... porque fui árbol.
De mi libro \"De letras nacidas entre poetas\". 2013 ISBN 978-987-1977-03-1