O bolitas golpeándose como en duelo
De niño, recuerdos y sueños
No era sino más de lo mismo
Y uno, el recuerdo, de lo que no he vivido
Aún, no será por jamás completo.
La secuencia de la vida es urgente
Mas no necesaria, toma un puñado
Por no morir de nostalgia en el camino
De lo que ha acabado, contigo conmigo
Con ambos, el ser no muere sino de la pena:
su falta / o ausencia.
Entonces el tiempo empaquetado
Como un tren descarrilado prosigue
A mayor velocidad que el nosotros mismo
Y quisiéramos atar los recuerdos
-por no verlos salir volando, percutados
Tras los vidrios /la mirada; vitreal cortina del alma/
Sonoro resquebrajo, quizás un brillo
Inaudito e inesperado, quizás un marco
Para tanto recuerdo ya pasado
Un nuevo hogar al tiempo (un alma)
Sustancia en fuga licuada (o un sueño)
No al banquillo sino al sillón ya ocupado
Por nuestro cuerpo, sitio situado /un fuego/
Ya por la seguridad de tener un cuerpo;
Un tiempo para desenrollar al ser
Un espacio para verlo destellar entre el día
Dado al olvido, darle un poco
De material a la llama de lo idéntico
-soy lo que voy siendo sin ser jamás del todo-
La identidad estructurada en olvidos y recuerdos
Tiempo imagen encañonada
A la palabra fugaz, la lengua
Es un gatillo entre el silencio
de vacíos o vacíos de silencios
Proyectil perdido, casquillo invertebrado
Bala de múltiples colores y sonidos; sentidos
Distanciados del mundo, indeterminados
Cadencia; esencial curva donde convergen los relatos
Instrumentos; tendones y huesos, nervios tensionados
¿Sueno o no? No lo sé. Me muevo
Y soy también jugada en la esfera del tiempo
Dentro más no fuera
Aunque quisiera salir estrellado
Ya fuera del tiempo más no destrozado
Me dedico a la espera de ver salir
Fuera de mí al tiempo que ha pasado
Casi sin huella en mí, soy
El tiempo que ha pasado
/Pero de ninguna manera
Me identifico solo en ese tiempo
Algo más hay fuera o dentro -de ser-
El ser es más que tiempo o espera/