Beatriz Blanca

***LA HABITACIÓN*** (Relato)

La habitación es cuadrada, simple, con paredes lisas de color verde claro.

En el centro del techo blanco sin molduras, cuelga una lámpara sencilla;

es una pantalla de opalina blanca con una franja naranja central.

Desde abajo la observo como un gran bostezo que da paso a un foco de bajo 

consumo. Ilumina dejando velos de sombras en los rincones.

La cama se sitúa también en el centro, acompañada de dos mesitas de luz

con sus respectivos veladores haciendo juego con la lámpara que bosteza.

Ingresando por la puerta, hacia la izquierda le da la bienvenida a una vieja 

cómoda con un espejo a modo de tocador.

Todo se ilumina por una gran ventana que se parece a una gigantesca sonrisa,

que muestra orgullosa un jardín, muy cuidado, con verde césped, adornado

con un limonero, un naranjo y un cerezo. Rodeados de flores de muchos colores

En la pared donde reposa el cabezal del lecho, se exponen dos cuadros, que son 

hermosas fotografías de una orca y su cría, en una, y una familia de llamas, en la

otra. Marcando la sobriedad y sencillez del conjunto. Frente a ellos un gran placar

atesora la indumentaria completa.

Es un simple dormitorio, donde los sueños se amontonan en cada trozo que lo forman.

Los objetos que viven dentro de él, son trozos de vida de sus moradores.

Allí vivió la alegría de un amor recién nacido, augurándoles un mañana floreciente, 

colmado de sueños y abundancia. 

Pasaron muchos años con sus noches y sus días, hubo múltiples alegrías, con innumerables 

caricias y  también desdichas con infinitas lágrimas. Pues lo que sonaba a paraíso, muchas veces 

se convirtió en infierno. Dando paso a las reflexiones y mil fantasmas que hoy la moran.

Mas, ella jamás se altera pues, tiene un equilibrio mágico, donde habitan los duendes 

que la iluminan con destellos traviesos plenos de armonía que hace florecer la fantasía.

Es tan solo un cuarto, pero con tanto contenido en su interior, que se diría, es una caja de 

Pandora.

Algún día, otros vendrán a vivir en ella y se encontrarán con una historia que fue vivida

día a día, contruída con la pasión enamorada de dos seres que unieron sus vidas para 

compartirla, pero,  la desgracia atacó con desmedida crueldad, pues ahí quedaron sus vidas

asesinadas por un individuo que intentó robarles todo la belleza que poseían.

Comprobó que el amor no se puede comprar con dinero, tan solo hace falta tener profundos 

sentimientos y la felicidad llega en barca de oro. 

Ellos partieron abrazados de este mundo terreno, como si fueran a seguir siendo los mismos,

en otra dimensión o quizá en el cielo prometido