B. Wayne

* GOTAS

La primera gota cayó
con el injusto desprecio infantil de un profesor en el colegio,
la segunda gota cayó
de la mano que quise tenderle a mi padre, pero que me negó
la tercera gota cayó
al ver otra vez tras una pantalla a un niño de mi edad agonizando,
la cuarta gota cayó
cuando caí en la cuenta de que solo era un prisionero del tiempo,
la quinta gota cayó
cuando alguien peor que yo me humilló y me hizo creerle,
la sexta gota cayó
cuando mis primeros ojos enamorados recibieron indiferencia como
respuesta,
la séptima gota cayó
cuando juzgaron el interior de mi corazón sin ni siquiera abrirlo,
la octava gota cayó
cuando corrí a saludarla después de años y al darse la vuelta era
otra,
la novena gota cayó
cuando mi hermano me abofeteó con un comentario tan hiriente
como exacto,
la décima gota cayó
cuando conté un secreto íntimo a alguien que resultó ser mi
enemigo,
la undécima gota cayó
cuando me convencí de que quien debía protegerme me estaba
robando,
la duodécima gota cayó
al darme cuenta de lo poco que nos queda entre nacer y morir,
la decimotercera gota cayó
cuando mi hermana se fue sin ni siquiera poder despedirse,
la decimocuarta gota cayó
cuando aquel verano fue otro invierno, y aquel invierno otro
invierno,
la decimoquinta gota cayó
cuando llegué a aquella estación concurrida pero no había nadie para
recibirme,
la decimosexta gota cayó
por la nostalgia de no estar siendo quien quisiera ser,
la decimoctava gota cayó
al perder otro tren que salía con retraso.
Así, el vaso de la vida se va desbordando,
y algunos no lo soportamos,
y todo lo que deseamos es salir de nosotros mismos,
como sea…
Vamos achicando el agua del vaso.
Con terapias, con pastillas, con deporte.
Con sexo, con relaciones de amor y posesión,
como sea…
Vaciando el vaso
hasta que nuevas gotas caen
y caen
y caen.