Invisibles
ellas
quedaron a borde de los labios
Trémulas agotan
vacíos de ausencia
Las miradas
huyen desde sus techos rojos
llevan el alba a cuestas
se apagan en la infinita huella que nos agita
Su corriente
horada los recuerdos
Desde la plaza mayor
se presintió la despedida
Estridentes
los relámpagos
quedaron en la soledad
ya no hay perros que le ladren al silencio
En plácidos atardeceres
las cenizas arañan noches
sin final