Te marchaste con el alba, los últimos suspiros de tu cuerpo aún están impregnados en el mío, tu hermosura y juventud se quebró dejando en mi un enorme vacío, la casa ya no es como antes, le falta tu alegría tu calor, tus jarrones adornados con las flores del jardín, el perfume que ibas dejando por donde tu cuerpo pasaba,
Hoy me he armado de valor atreviéndome a entrar en la habitación donde pasabas las horas escribiendo, me senté junto a tu mesa y aun podía sentir tus palabras cariñosas, tu respiración y ese especial perfume que tanto te gustaba, el mismo que yo te regalaba y hoy guardado sin que pueda refrescar tu cuerpo.
Tu escritorio aún sigue como lo dejaste, tu tintero, tu pluma tus últimos escritos, quede impresionado al leer la última página, era una bella despedida entre tu cuerpo y el mío, tú ya conocía la hora y el lugar, todo se ha quedado en un precioso amor compartido por los dos, los buenos amores son como las flores, por desgracia tienen un principio y un final, nosotros los superamos con mucha pasión y felicidad, te deseo un largo descansar hasta que me llegue la hora para encontrarnos en la eternidad.
© José Cascales Muñoz
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16 de Octubre 2017