El artista vive, sufre y goza por ti,
es un testigo del mundo tal como él
lo ve por dentro, no se conforma
con la primera impresión.
Detrás del rostro de mirada
inquisidora de Inocencio X,
se percibe la mirada desconfiada
de alguien que además de representar
a Cristo en la tierra, es la máxima
autoridad terrena.
El mismo artista le da dimensión
humana y provee de un alma
al enano bufín de Vallécas.
El artista representa la vida en
la corte o en la calleja, y en
elegantes escenas palaciegas.
O una humilde vieja friendo
huevos, o una humareda del
campo de batalla que del
duque de Olivares se aleja.
El artista lo mismo anduvo
entre lienzo que entre sedas.