Que tus labios den inicio
a caricias que alcanzan
ardorosos anhelos.
No los cándidos o dulces
que si yo llevo por nombre
Pasión y Deseo es por algo.
Si no, fuese María o Consuelo.
Te digo, no te va a faltar amor.
Si faltará, lo buscamos.
En cedas suaves te espero.
No habrá botones en pecho
para que las palomas
de tus manos bajen, palmen
al jardín de los deseos;
libremente y sin apegos.
Quiero tu lengua
paladear mi piel candente,
que recoja mi sudor
y cada fluido
sin temores ni recatos.
Dame mordida suave,
toma pedazos de mi tez
ardiente.
Haz que mis venas exploten
en vigor y con tu fuerza.
Que si tú das,
yo recibo.
Y yo, no me quedo con nada.