Por chocante que parezca,
lo extraño
es muchas veces lo correcto.
Sé de puertas que se cierran,
cuando las intentas abrir.
Hay madres que no besan a sus hijos.
A uno los suyos le hicieron el vacío
por querer ayudar
a los más necesitados.
El abrigo del silencio protege
del frio de la ausencia.
Las ganas de verte
son molinos de viento;
yo soy don Quijote enfermo
de locura pasajera.
Demasiada gente estupenda sin premios;
no falta algún ignorante con corbata,
dando lecciones de humanidad.
No gastéis dinero en flores por mi funeral,
dádselo a los que aún no hayan muerto.
Entre papeles rotos con frases vacías,
he depositado mi armadura.
Me canso de escucharte
y quisiera lanzarte algunas flechas:
los niños son los mejores maestros;
con el agua desperdiciada
se podrían apagar muchas hogueras;
la pureza de la raza es pura entelequia,
nuestra esencia es ser mestizos;
para amar sin restricciones,
los sexos son meros apeaderos.
El sueño de los pobres,
cuatro gallinas y un gato,
su dignidad se sustenta
en saber empezar de cero.
Llega el invierno, hielo y niebla,
y yo escribo para no perecer congelado
entre la escarcha de tus dedos.