Mi voz ya no suena a mi voz;
extraña sensación de casa vacía conmigo adentro.
La puerta cerrada venció a mi voluntad
de seguir luchando en una vida torcida.
Mi voz es sobremanera cobarde,
estéril, imprecisa, frágil, efímera, inútil...
Mi voz ya no es la que era de niño;
extraña sensación de espejo en el que no me reflejo.