Cuando todo es de luces,
y el silencio una sonrisa
de tu boca,
entonces, mágica,
apareces llameante entre mis ojos.
Cuando solo te escucho,
y los niños juegan álgidos
en el parque,
entonces sueño
que la vida existe porque existes.
Cuando creía que ya nunca
volvería a ser capaz
de estremecerme
al escribir,
no te conocía: hoy me estremezco...