TUVE UN SUEÑO
El arrepentimiento de un sueño
que ha concretado su cometido,
suele ser el despertar aburrido
de quien duerme sueños sin dueño.
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Por haber soñado una brutal pesadilla
quisiera despertar sin sentirme culpable;
preferiría dulces sueños amables
y que a mi alma le hagan cosquillas.
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Prefiero, también, recordar sueños fantasiosos,
donde imagino amores cercanos y eternos;
donde vago por infinitos cielos e infiernos
acompañado con quien juego mil juegos amorosos.
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Y, quizás, anhelara cambiar mis soñados destinos
sin despertar de mis galardonados sueños cubiertos de glorias,
intentando, tan solo, guardar en mis selectas memorias
los buenos momentos y mejores amantes en un despertar matutino.
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Eduardo Faucheux.
19-10-2017