Si fueras humo
como el que recorre mi mano
y calienta la palma
con la que siento el mundo.
Si no te extinguieras nunca
danzando.
Si te besara procurando
mi muerte.
No serías ceniza.
Porque te besé esperando vida.
Porque te extinguiste.
Porque aunque te enseñaran a ser ligera, nunca serás humo.