Enrique del Nilo

A LA LUZ DE UN FOGÓN MAL PRENDIDO

 

 

 

¿Para qué sigues cantando?

ha llegado preguntando

la inocente impaciencia

desde atrás de una sonrisa

en mugre salpicada,

la noche ya ha caído

y hasta las estrellas se fueron ya

 

Mi canto es catalizador

de la presión que me embarga;

no canto para ser oído,

no soy prófugo del olvido

 

Vengo arrejuntando un llanto

desde el río a la ensenada

empuje esos leños señito

que el humo sale muy juerte

y las lágrimas se desbocan

de la pestaña al cachete;

y no sea que se desaten

una mi yunta de recuerdos

que tengo ahí apersogados

entre la cama y el lucero

 

Si va a arrimar un tabaco

para acompañar el fuego

acuérdese del compañero

que para eso nos tenemos,

sirva la otra de cususa

y no se descuide del fuego

que los leños encendidos

alejan temores y sueños

pero avivan recuerdos;

hay un ñango entre las brasas

pa justificar el fuego

 

La lumbre atrae al amigo

y hay que tenerle un refuego,

algo pa mover quijada

y algo para que vaya bajando;

¡guarde carteras paisano!

que los billetes no sirven

ni para envolver tabaco

mejor empuje los tizones

y a ver sírvase otro trago