¿Para qué sigues cantando?
ha llegado preguntando
la inocente impaciencia
desde atrás de una sonrisa
en mugre salpicada,
la noche ya ha caído
y hasta las estrellas se fueron ya
Mi canto es catalizador
de la presión que me embarga;
no canto para ser oído,
no soy prófugo del olvido
Vengo arrejuntando un llanto
desde el río a la ensenada
empuje esos leños señito
que el humo sale muy juerte
y las lágrimas se desbocan
de la pestaña al cachete;
y no sea que se desaten
una mi yunta de recuerdos
que tengo ahí apersogados
entre la cama y el lucero
Si va a arrimar un tabaco
para acompañar el fuego
acuérdese del compañero
que para eso nos tenemos,
sirva la otra de cususa
y no se descuide del fuego
que los leños encendidos
alejan temores y sueños
pero avivan recuerdos;
hay un ñango entre las brasas
pa justificar el fuego
La lumbre atrae al amigo
y hay que tenerle un refuego,
algo pa mover quijada
y algo para que vaya bajando;
¡guarde carteras paisano!
que los billetes no sirven
ni para envolver tabaco
mejor empuje los tizones
y a ver sírvase otro trago