se deja de querer simplemente,
aunque el corazón nos engañe,
y la costumbre nos engañe,
aunque luchemos
con el astio, con lentos
atardeceres, y no queramos
llorar. se deja de querer simplemente.
como me dueles en el alma,
me acostumbre a tu calor, y a tus manos.
como me dueles en el alma, ya hallaba
en tus besos, aquel remanso, donde se descansa.
pero llega la hora de partir,
de tus brazos, para caminar hacia el olvido.