Él me amaba y yo era su dueño
Que me acobijaba en su suave pecho
Y su corazón latía
Latía con mucho esmero
Y tenía un perfume que recuerdo,
Un aroma de amor eterno
Esos ojos cristalinos
Más claros que el glorioso mar
Me dejaban un grato camino
En donde no prometía soledad
¿Escuchas eso?
Es el ladrar que deja eco
En mi hogar
Siempre esperando en la puerta
Puede que haya un triste final
En aquel parque de otoño
Caminábamos nosotros solos
Tu morro daba un cálido respiro
Que crujió el árbol y lloraba el rio
Nuestro paso era más pausado
Me sostenía de tu lomo fino
Sin darme cuenta de lo que estaba pasando
Llego el invierno frio
Tu amor nunca murió
Ni cuando el invierno cayó
Lambias mis mejillas
Desesperado estabas
Que ya llego la hora
La muerte me abrazara
Él me amaba y yo era su dueño
Acariciaba sus blancos pelos
Lo mire con sus ojos llenos de sueño
Y sentí que su corazón dejo de latir
Dormimos con un hermoso recuerdo
L.R