Así estamos, bajo la lluvia fresca,
abrazados, libres, y sin temor,
fantasías y deseo
sin reglas, ni medidas.
Yo quiero amarte así,
libre como la brisa que alborota mi pelo,
igual que la marea, cuando sube el deseo.
Cual lágrima desnuda, espejo de tus ojos,
descubrir la belleza;
paloma temblorosa entre tus brazos
como una loba en celo, que devora tu piel.
Sin que una sola nube perturbe el horizonte,
yo mujer y tu hombre, completamente libres
ardiendo el corazón que consume las fuerzas
que levanta las almas en un grito infinito
de placer y pasión.