La niña de luna clara
( negro azabache su pelo,
ojillos de gata asustada )
camina con un dejo
de tristura en la mirada
rozando apenas el suelo
como pájaro sin alas
Nunca profirió un lamento.
Nadie le oyó una palabra
pero las aves del cielo
en su hombro se posaban
formando sobre ella un velo
de suaves plumas coloreadas
y en sus volátiles juegos
alegres trinos entonaban
Dicen que llegó al pueblo
tras tormenta huracanada
dentro de un sencillo cesto
por los vientos transportada,
atravesando los cerros
que circundan la llanada,
aquella tarde de duelos
en noche de luna blanca
Un día se escuchó un estruendo
más allá de las montañas.
Los animales corrieron ,
espantados, en manadas
y los árboles maltrechos
como espectros bamboleaban
y los hombres comprendieron
que un huracán se acercaba.
Con asombro todos vieron
a la niña de luna clara
caminar hacia los vientos
que raudos se aproximaban,
e introducir su cuerpo
en aquella espiral airada
de inmensos bucles etéreos
que a los campos arrasaba
Sus brazos en movimiento
con firmeza golpeaban
ese aire colérico
que, con ellos , se calmaba
trocando el huracán fiero
en una apacible aura,
salvando al tranquilo pueblo
de una terrible desgracia
En una gran tristeza, empero
la aldea quedó embargada.
Sus habitantes no volvieron
a ver a la niña clara
Se dice que subió al cielo
por la tormenta impulsada.
No se sabe si ello es cierto
o si fue catapultada
por los aires y los céfiros
a una aldea de montaña