Luego de ver al mounstro la confianza no es la misma,
el miedo acecha en cada posible aparición,
incluso el verlo a los ojos cuando esta en calma,
hace mi carne estremecer.
Su apariencia engaña a muchos, muy pocos no caen
en el encanto pero siguen aun sin ver que es un mounstro.
Predica amor, besa con esa boca con la cual injurio
y abraza con esos brazos con los que hirio, solo queda esperar,
esperar a no encontrarme con su furia nuevamente.
Ahora lento y tranquilo ama a su próxima víctima,
ella sin saber que le espera, descansa,
en sus brazos sintiéndose segura.