¿A dónde tus ojos viajan cuando te quedas mirando a la eternidad?
Donde se acaba el repudio y la absoluta calma
entra a tu pecho, fresca como el soplo matinal.
El ensueño que en el sueño sólo tiene realidad.
Inmóviles tus pupilas vaciaron su brillo en la visión del hogar
donde tu corazón, si al latir desnudo, no tema
de otros corazones la frialdad.
¿Con cuanto que has traído del pasado
cubres el presente que con vida no se llena más?
Que tus ojos, en el cielo claro de la noche se han perdido, amada,
y ya no quieren regresar.