Aquí en la población donde ahora vivo
no hay fiesta que se precie si no hay toros,
la música te impregna por los poros,
el ruido del petardo es de recibo,
que el fuego forma parte de los coros.
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Yo sé que yo no sé, que nunca supe.
Y puestos a saber, si alguien supiera,
faltando a la verdad no se muriera
por qué cuando con rabia al cielo escupe
repercute el esputo en su mollera.
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Hoy me he querido meter bajo la ducha
por ver si mi cabeza es resistente
y he dejado que siga la corriente
poniendo mi cacumen sin capucha
siguiendo tan tranquilo y sonriente.
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Viven bien. Hablan de todo. Pretenden
darnos a entender que se estremecen.
Que sufren al saber que otros padecen.
Mas ellos viven bien. Que se comprenden.
Reprochándole al resto que no recen.
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El ir contracorriente es un pecado
mas yo suelo avanzar contracorriente.
Me miro y me reprendo sonriente.
¿Será esa una maldad que dios me ha dado
que me impulsa a mirar siempre de frente?
– – –
Dudar, esa constante en mi existencia,
quien no alcanza a dudar es que no existe
o tiene por cerebro, triste, un quiste
que impide al que lo sufre la evidencia
de ver y de embestir con lanza en ristre.
– – –
Supongo. Yo sé bien. Que es utopía.
Que los hombres echaran por el recto
las razones que aporta su intelecto
para hacer de este mundo una sangría
y pensar además que eso es correcto.
– – –
Pues todo el que aquí viene es sin permiso,
que es fruto del azar o de dios sabe.
Y no tendrá permiso cuando acabe
este tiempo de andar que es un inciso,
que a Cristo no hubo dios que lo desclave.
– – –
El tiempo es un repaso a la memoria
pues lo que ha de venir se desconoce.
Así que haya llegado y que te roce
pasará a formar parte de la historia
de inciertos sufrimientos y de goce.
©donaciano bueno
(... y sus poemas de medio pelo)
http://www.donacianobueno.com/