Una voz me nombró
-acento suave-
y se llevó el tiempo.
Y con mi voz la nombré
-susurro herido-
y me acercó soles.
La vida detenida
en el espacio
retorna al inicio
de su rumbo.
Con el soplo que sale
de los labios
-y nos nombra-
la letra agota su sentido.
De mi libro \"De cumbres y de abismos\". 2007 ISBN 978-987-9415-23-8