Santiago Miranda

Todos llevan un fuego en los ojos

 

De lo oculto, se ocupa
Intermitente, emitiendo destellos
La luz que pobla los objetos
Es reconocida por la luz que habita
El ojo, su fundamento
Y el fuego, es violencia
Muerte-nacimiento, dolor de pureza
Y en la falta de afluente, madre materia
Liquida fluidez constante, quisiéramos
Atar la ausencia como un globo de helio
De nervio, de hielo óptico, cuchilla de instantes
Puntero del deseo-láser, demarcando
El cuerpo colindante, noche espesa
Espera afuera, trae todas las luces
Que llevas dentro, en tu vientre
En tu habla, en tu pensamiento
La sangre contiene invisible fuego
Y es lo sentido al movimiento, es
Lo que estalla de deseo, detona
Viejas heridos, olvidos nuevos
Y todo ser en lo oscuro es un fuego
Destella intermitente -comunicando
Un mensaje, incomprendido y urgente-
Fuego de angustia, muerte. Recrea soles
Colapsa sentidos, Incandecente entre variables oscuridades