Rafael Parra Barrios

Suiza, luz del universo

 

El Vice Presidente de Suiza, Pascal Couchepin recibe del Diputado Rafael Parra Barrios informe parlamentario y propuestas de acuerdos con la Asamblea Nacional y Gobierno de Yaracuy (2002) En el año 2008, Pascal Couchepin sería Presidente de la Confederación Helvética de Suiza

Suiza, luz del universo 

\"Suiza, me percaté, que siendo tú tan diminuta, eras sideral. Supe que tus cuarenta y dos mil kilómetros cuadrados, eran más grande que la tierra y tan inmenso como el sol, capaz de alumbrar con tu alma a todo el universo\" 

Hola Suiza! Desde Venezuela, he querido saludarte, honrarte y decirte lo que siento por ti, porque admiro tu modelo político federal, tu organización social, tu participación ciudadana, tu orden económico, tu sistema educativo, tus aportes al campo de la ciencia, la tecnología y a la prosperidad del mundo.
 
Admito que no  puedo soslayar lo que significas para mí. No lo puedo ocultar, porque eres, después de mi paí, Venezuela, mi predilecto, el ejemplo a seguir.

Quiero que sepas, gloriosa Suiza, que cuando niño me hablaron muy bien de ti. Me narraron tu historia y me inculcaron tus valores inmamentes. Me contaron que eras una nación maravillosa, de ilustres personajes; de relojes sencillos e imponentes; con los mejores chocolates del mundo; cuna de los quesos más exquisitos del planeta; de ferrocarriles colosales, capaces de vencer umbrales, laderas y montañas, triunfos e innovaciones, traducidos en paisajes inimaginables y fantásticos; entidades financieras prósperas; y centros de investigación y universidades, fábrica de premios nóveles. Que eras casi perfecta, con gente solidaria, competitiva, relevante, famosa, inventadora e inmortal.  

Papá no era suizo, pero parecía serlo, en su enfoque, puntualidad y orden. Un día me regaló su clepsidra, un omega universal suizo, y con orgullo empecé a lucir ese reloj, bañado de cariño, oro y utilidad. Ese detalle marcó la hora en que empecé a sentir mayor curiosidad por ti y pensé: Algún día visitaré el territorio del instante medido, segundo a segundo, por sus ilustres relojeros y población en general. 

Cuando fui a la universidad empecé a indagar tu historia, y quedé impresionado y enamorado de ti. Supe que eras un Estado Helvético Federal, que la participación ciudadana era tu eje transversal para lograr superar las contradicciones de la sociedad, planificar tus políticas públicas, afrontar el presente y prepararte para el futuro. Me percaté, que siendo tú, tan diminuta, eras sideral. Supe que tus cuarenta y dos mil kilómetros cuadrados, eran más grande que la tierra, y tan inmenso como el sol, capaz de alumbrar con tu inteligencia a todo el universo. En este ínterin nunca deje de pensar en ti, y por eso insistí en verte, en conocerte, en amarte personalmente.

Recuerdo que en mi trayectoria estudiantil leí a insignes personajes de la historia universal y conocí a otros por distintos medios, muchos de ellos de origen suizo, como Jean Jacobo Rousseau, Johann Pestalozzi, Jean Piaget, Henry Amiel, Robert Walser, Charles Ferdinand y Johanna Spiri. Realmente incuantificables los aportes suizos a la humanidad, a la ciencia y a la tecnología, a la filosofía, a la educación, a la cultura, al deporte y al progreso, a través -y seguimos con más ilustres personajes de su civilización- de Le Corbusier, Auguste Piccard, Louis Chevrolet, Hermann Hesse, Leonhard Euler, Jhon Nestlé, Louis Agassiz, Albert Einstein, Roger Federer, entre otros grandes.

Una vez, a la edad de 46 años, me pregunté: Dios, será que me iré de este mundo sin visitar a Suiza? Meses más tarde, Dios me respondió, mejor dicho, me premió; porque siendo Diputado por ante la Asamblea Nacional de Venezuela, me correspondió presidir el Grupo Binacional Venezuela-Suiza, desde donde emprendí el itinerario que me llevaría a sus brazos. En tal carácter, organicé encuentros con el Embajador de Suiza en Venezuela, Excelentísimo Pierre Monod, y empezamos a trabajar una alianza estratégica  internacional. Fue una útil relación la que pudimos fundar, coronada con una invitación de su gobierno, Presencia Suiza, órgano del Departamento Federal de Asuntos Exteriores, a visitar sus condados y a conocer sus bondades, del 26 de enero al 04 de febrero de 2002.

A finales de Enero de 2002, viajamos a Suiza una delegación de venezolanos, con integrantes de la Embajada de Suiza en nuestro país. Partimos del Aeropuerto Internacional de Maiquetía, con escala en Paris, Francia. Luego llegamos, en un invierno inolvidable, a la Ginebra amada. Nos hospedamos en el Noga Hilton, frente al mágico Lago Lemán. Fue un sueño de niño que ya adulto comenzaba a alcanzar. Estuvimos, además, en Basilea, Lausana, Berna, Lucerna, Zúrich, Adeldoben, Interlaken y Jundfraujoch, alojándonos, también, en los hoteles: Royal Savoy, Berna, Luzerm Palace, Regina, Gran Victoria Jungfrau y Sofitel. 

Cumplimos una agenda de reuniones y visitas en: Organización Internacional del Trabajo, Museo Nacional de Suiza, Cruz Roja Internacional, Castillo Histórico de Prangins, Gran Teatro de Ópera, Muro de la Bastions, Campus Zentrum, donde Albert Einstein estudió; Plaza des Armes, Teatro de Grutti, Asamblea Nacional de Diputados, Asociación de Venezolanos en Suiza (AVES), Palacio Federal de Berna, Reunión con el Vicepresidente, Pascal Couchepin, Empresarios y Alcaldes.

Estuvimos en la Victorinox, Raymod Weil S.A., Pays de Grúyere,  el Centro de Investigación Nestlé, Crédit Suisse, el Campus Zentrum y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. Visitamos a famosos e inolvidables restaurantes: Castillo de Pragins, des Armures, Lorenzini y  el Giratorio Jundfraujoch.

Cuando estuvimos en Adeldoben la magia, el surrealismo, el realismo, el romanticismo, las fabulas, los cuentos de hadas, los recuerdos y la historia tramaron una inolvidable circunstancia. La leyenda de Guillermo Tell, la tierna figura de Heide,  su abuelito: Hermán Hessen, el paseo a carreta cobijados con mantas de pelo de osos, la gastronomía, el sol ausente y de vacaciones, la luna mirando de cerca, la montaña nevada, el recuerdo familiar, el vino, el escocés, el compartir, la calidad humana del ciudadano suizo y el trineo, deslizándonos por la nieve y el hielo de los Alpes, convirtieron esos momentos en un encuentro con Dios. Estábamos en el paraíso, en el cielo, en Suiza.

Suiza, el pequeño gigante, no de Europa, sino del mundo, es un país democrático, federal, descentralizado, organizada en condados y municipios, encargados de ejecutar las políticas de Estado, con una visión autonómica, independiente y complementaria; se encuentra entre los diez países más desarrollados del globo terráqueo.

Suiza ha demostrado al mundo que el tamaño, las dificultades y las limitantes espaciales que poseen, no son obstáculos para emprender y consolidar el progreso, y por el contrario, estas realidades han coadyuvado a impulsar un plan de desarrollo sustentable que se ha traducido en mayor vida con calidad, en bienestar colectivo y en recursos humanos altamente competentes,  competitivos y calificados.

Interesante es el devenir económico de Suiza. Su organización sectorial responde a las condiciones materiales de existencia. Ni más ni menos. Todo está cronometrado. Todo está en el sitio adecuado y en su justo momento. Los países desarrollados se caracterizan por tener un sector secundario fortalecido, muy por encima de los sectores primario y terciario. En el caso suizo, es el sector terciario el que tiene mayor énfasis, importancia estratégica y crecimiento, aportando al Producto Interno Bruto más del 60%. Los sectores primario y secundario contribuyen con el 3,2 % y el 35 %, respectivamente. El comercio, las finanzas, el turismo, los seguros, los hoteles, la comunicación, la investigación científica, la educación, la academia y el modelo político, económico y social, condimentan el híper desarrollo del sector terciario que responde a las condiciones geográficas e históricas de Suiza.

En Suiza se encuentran múltiples instituciones y organizaciones multilaterales, que la convierten en un destino obligado y fundamental en la agenda del mundo y en la toma de decisiones temáticas de interés para los países y pueblos del mundo, a saber: Organización de las Naciones Unidas, Organización Internacional del Trabajo, Cruz Rojas Internacional, Federación Internacional de Fútbol,  Organización Mundial del Comercio, Organización Mundial de la Salud, Unión Inter Parlamentaria Mundial, Organización Meteorológica Mundial, Unión Internacional de Telecomunicaciones, Comité Olímpico Internacional, Comité de los Derechos Humanos, entre otros. Un verdadero centro de encuentros para determinar el rumbo a seguir por cada sociedad, en función de la paz, la justicia social, el bien común, el respeto a la dignidad humana, la defensa de los derechos humanos, la participación política, el pluralismo político, y la primacía del estado de derecho, social, de justicia y democrático de cada nación.

Por eso y muchas cosas más, es que te quiero, bella Suiza, modelo de sociedad y gobernanza a emular, utopía al volar, sueño a plasmar en nuestro ámbito nacional.

Suiza, suspiro y cielo, quimera y realidad, dueña de mis anhelos, no te olvidaré jamás! 

Rafael Parra Barrios 
Presidente del Grupo Parlamentario Venezuela-Suiza 
Asamblea Nacional 
2000/2004