Soy solo huésped en este cuerpo,
por la tinta acuchillado,
escurre la vida y la muerte por las hojas.
Retorno a los llantos
donde nacen flores secas,
permaneces en la recordación de los hechos.
Corre la gente para abordar el tren,
se ha ido,
respiro en el desbanco del parque de los juegos,
manicomio de enamorados de fiebre prístina.
Se mezcla el tiempo.
He regresado,
vacío en la casa,
en medio de este muladar de historias
miro la jaula sin pájaros,
colgada, se mese queriendo volar
a lo que nos dijimos ardiendo.
Me visitan ángeles y demonios.
La lamparilla aún arde,
ese mechón negro una noche encendido,
aquella oscuridad no nos habría perdonado.
La casa es solamente un repaso de recuerdos,
un ejercicio de subsistencia.
Permanecen los diálogos
sostenidos en el eco que resucita en las habitaciones,
están los locos que se despiertan a mitad de la noche
solo para saber que soy yo mismo.