Cuantas veces no busqué en su mirada intentando encontrar respuestas,
ilusa de mi,
intentado encontrarme me perdía en lo claro de su iris,
en una mezcla de colores hipnóticos que me miraban ocultando secretos,
verdades que me herían sin yo saberlo.
Ciega e indefensa me entregué súbitamente a creer que no podría existir nada malo tras esos ojos,
no podía estar mas equivocada,
pero cómo iba yo a saberlo.
Me confié encarecidamente
Vendada por aquel paroxismo que solo surge de un alma inocente ignorante de su destino,
convirtiéndome en la víctima de un verdugo con el corazón vacío.
¿Y ahora?
¿Que se supone que haces cuando tu única verdad resulta ser mentira?
Hoy más que nunca veo que el único error que cometí fue el de haber atendido en exceso a esos sentimientos que aún me acompañan.
Hoy más que nunca sé que sus ojos,
esos que yo tanto observaba esperando encontrar una pizca del afecto hacia mí que alguna vez noté entre sus pupilas,
están llenos de recuerdos,
situaciones,
y pensamientos
pero no me tienen a mi.
Hoy mas que nunca siento que Soy ausencia,
atrapada en una triste bruma imaginaria que se creó mi subconsciente engañado,
aferrado al más ferviente anhelo de sentirse amado por él ser que amó,
al mismo nivel,
con la misma causa ,
con él mismo amor.