Navegando en el mar de tu ojos
soy como un pequeño velero
navego en el mar abierto de tus besos
y anclo en lo profano de tu cuerpo.
Sucumbo ante tu mirada de diosa
y quiero probar tú néctar sagrado
y como en las cruzadas del medioevo
corro tras el Santo Grial para beberlo.
Sólo te comparo con lo más preciado
eres como Elena la troyana
la que Paris se robó una mañana
amor que hizo arder a Troya.
Tú eres mi debilidad, mi talón de Aquiles
cuando te veo toda mi fuerza se va
como Sansón ante la hermosa Dalila
que su secreto por unos besos cambio.
Eres la reina de mi mundo
la Dulcinea de mis aventuras
de las locuras de mi bohemia vida
por ti combato contra gigantes.