Tu boca pertenece a lo inquebrantable
a esa especie eterna y terca
que reina entre la bruma,
que desviven sus pies sólo por una mirada.
Al ruido de simpatía que nace de sus dedos
y a la cintura de sus miedos.
A esa especie que mira en soledad el amor de las olas
y canta debajo de un puente de espinas.
Que aseguran un cigarro en el bolcillo
y una rosa entre la lengua.
Tu boca no es más que vida
un logro que llega más allá del cielo
un fuego que quema toda boca
toda vida.