Porque lo humano no deja, de ser
Humano, y el fuego, fuego; el sueño
Del amo inconcluso se despliega
En impotencia este, siempre mira
Al más allá del cielo, donde se cuela
Indómito, al último rincón disponible
-se aburre de todo- trabajo inconsistente
A su duelo (de morir sin dejar nombre
Ni hijos ni sueños) de haber pasado
Como un parpadeo en el tiempo
El sueño del sueño;
/Toda su progenie nuevamente borrada/
Y Paradójicamente continuas ahí en tu sitio
Y el tiempo no acaba consigo, no se desprende
Al menos que lo golpeemos tan fuerte
Que abra una brecha, insondables puentes
Entre los espacios que nos habitan
Y no hayan más distinciones de distancias
Y tu cuerpo no se reconociera
Cómo tuyo y no habria nada que yo dijera
Es mío. Sino todo siendo nosotros
Y nos disipemos exhaustos ya fuera
De las barreras distendidas, tensión y orgasmos
Disparados ya sin razón ni incongruencias
Percibiendo todo lo percibido, al fin
Ser cielo-mar-y-tierra todaunida