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Podría ser el cielo
el instante preciso
marcado en tus ojos
Preciosa niña
de las alturas
caes de un clavel
sostienes la vida entera
en el filo de tus labios
y tensas el destino,
o mi aliento
acercándose a tu boca.
Tu piel, tabaco cubano
eres ingenua
malabarista de mi alegría.
Raíz de insánidad
de un tacto
o quizás
del impacto completo
Preciosa criatura
proviénes de la tierra
de la humedad
satisfaces al pueblo
Y tus pechos al deseo
como cigarra al río,
sollozo a desesperación
Podría escribir
toda una vida
para captar tu inocencia
Velar la muerte
por tus caderas
Eres ardor
del fuego más intenso
mina de tormento
oro bruto del condenado
Preciosa sombra
de la penumbra
tu reflejo evidencia
la sensatez de mi demencia
elevación divina
la espera
ansiada
de tu cuerpo.