Sin un whisky
en mi cuerpo,
te declaro mujer,
mi sublime amor.
Te lo afirmo sobrio,
sin un trago de ron.
Siento por vos,
algo divino
que no requiere,
ni una copa de vino.
Te amo sobriamente
y no necesito licor,
solo requiero beber,
el néctar de tu pasión.
Tengo sed de ti
y contigo deseo libar
tu delirio, tu éxtasis,
y así emborrachar.
Acepto entonces,
que eres la única
capaz de propiciar
mi natural ebriedad.