¿De dónde vinieron?
¿Quién los puso en nuestro camino?
Llegaron generosos, como gotas cristalinas
que traen vida.
Aterrizando en estanterías, escritorios,
sobre las mesas, junto a las manos
o bajo el brazo.
Escritas con noble tinta
tantas páginas de sabiduría,
impregnadas en ellas, lo real,
la fantasía, el conocimiento;
grabando de indeleble y trascendiendo
culturas de tanto tiempo y latitudes.
Cada lápiz traduciendo ideas en palabras
y éstas formando páginas y más páginas
que no andan sueltas,
se han liado formando folletos gruesos
con lomo y tapas:
y así, nacientes libros.
Los más diversos textos
embalsamados en papeles albos y puros
llegan a alimentar nuestro deseo
de entretención o conocimiento.
Libros repletos de palabras,
colmados de frases, llenos de capítulos...
algunos hojeados, más leídos,
otros esperando su turno.
Para el lector, amigo incondicional,
la mejor compañía.
Libros en bolsos y bolsillos,
en vitrinas y ferias antiguas;
esperando algún lector...
que le lean con luz del nocturno
o con claridad del día.