Faeton

Poesí­a enjaulada

A Sara A., con amor y devoción

 

Pensaste que el llanto te había enmudecido
llevándose consigo la poesía a tierras lejanas
–en una jaula de lágrimas cautiva y prisionera–,
pero la poesía es una parte irrenunciable de ti,
de tu naturaleza prístina,
y por más que quieras,
no puedes desembarazarte de ella
–sería como arrancar de tu jardín la más bella azucena–.

 

La poesía es tu eterna compañera,
más fiel aún que la tristeza
–tu sombra en días de sol y tu sol en días de sombra–.

 

La poesía está en tus ojos cuando miras;
está en tu piel cuando sientes;
está en tu boca cuando amas;
siempre presente; siempre presta.

 

La poesía está en tu vida cada vez que miras, sientes y amas.
Toda tú eres poesía, desde la raíz hasta las ramas.

 

A quien ama como tú,
la poesía es una ramificación de su ser,
la prolongación anatómica del amor,
y el amor es su fiebre y su analgésico
–lo que da sed al sediento y hambre al hambriento–.

 

El día que de tus labios no salga poesía
será porque te estoy besando, amada mía.

 

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.