Silentes
los ramajes del limonero
aguardan melodías
al otro lado de la ventana
En sus riscos
alegóricas pasiones
ella derrama atardeceres
La voz callada de nuestros labios
gimen confidentes
al partir el sol
En su vientre
orquestales besos
desnudan las sonrisas de su alma
revelan sedas de su intimidad
Nadie imagina los mundos
que esconde bajo sus secretos